La transición de la infancia y la adolescencia a la vida adulta conlleva una serie de cambios físicos, psicológicos y emocionales que, en algunos casos, pueden generar una crisis existencial. Este proceso de transformación influye directamente en tu comportamiento, tus actitudes y tu bienestar general, ya que implica la búsqueda de tu identidad y la construcción de tu propia personalidad.
Durante esta etapa, es común enfrentar desafíos como dificultades en el aprendizaje, problemas en las relaciones familiares o sociales, alteraciones en el estado de ánimo (apatía, irritabilidad, tristeza, ansiedad, culpa), trastornos del sueño, e incluso la aparición de dependencias o adicciones.
Si sientes que estos cambios afectan significativamente tu calidad de vida, contar con apoyo profesional puede marcar la diferencia. A través de un acompañamiento psicológico, aprenderás a conocerte mejor y a desarrollar herramientas para gestionar tus emociones y relaciones de manera más saludable. Además, si lo necesitas, también trabajaremos con tu familia o convivientes, ofreciéndoles pautas y estrategias adaptadas a tu proceso para favorecer un entorno de comprensión y apoyo.
Recuerda que no estás solo/a en este camino. Estoy aquí para ayudarte a transitarlo con mayor claridad y equilibrio.